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viernes, 25 de marzo de 2011

Cartas de Richard Burton a Elisabeth Taylor. Último testimonio.


 Elisabeth Taylor

Una mujer que no quiso el cine, fue impulsada por sus padres a estar en ese mundo que la condujo como a la mayoría a momentos de gloria irrigados con alcohol, con drogas, con escándalos. Aquejada por varias enfermedades y recluida tantas veces en centros hospitalarios o de recuperación.

Una belleza, una mirada… que tuvo que pagar un precio muy alto a cambio de millones que no forjaron la felicidad ni la satisfacción. Algo que evidentemente no se compra con dinero.

Ella misma, cuando creó las dos fundaciones contra el sida, expresó al hacerlo que si no fuera por eso “para qué sirve el dinero.”

Generó grandes escenas, dentro y fuera de la pantalla. Amores tormentosos, dramáticos, “furiosos”.
Tanto que una vez dijo: "Una gran parte de mi vida ha carecido de dignidad."

En los últimos tiempos usaba habitualmente silla de ruedas, tuvo durante su vida una salud frágil. En octubre de 2009 fue operada con éxito de un problema en una válvula cardíaca y en los dos últimos años fue ingresada varias veces en centros médicos de Los Ángeles, su lugar de residencia, para someterse a revisiones.

Además de sufrir de diversas neumonías, Taylor padeció serios problemas de espalda, fue sometida a diversas operaciones de cadera e, incluso, tuvo un tumor benigno en el cerebro que le fue extirpado en 1997. Una lista a la que hay que añadir un pasado de abusos de alcohol y drogas.

En las cartas que dejó publicar el año pasado, todo apunta a que Ella y Richard Burton nunca dejaron de amarse, “Te echaré de menos con pasión y un pesar desaforado”, decía Burton. “Quizá nos hayamos querido demasiado... ”, decía Taylor.

“Es una amante que te vuelve loco, es tímida, ingeniosa, no se deja engañar, es una actriz brillante, bella hasta extremos que superan los sueños de la pornografía, puede ser arrogante y obstinada, es clemente y cariñosa... Tolera mis imposibilidades y borracheras, es un dolor de estómago cuando estoy lejos de ella, ¡y me quiere! Y yo la querré hasta que me muera”, escribió Richard Burton a finales de 1968.

"La mujer más increíblemente independiente, bella, distante, remota e inaccesible que había visto", recordaba tiempo después el actor.

"No nos cansábamos nunca el uno del otro. Hasta con los paparazzi colgados de los árboles, hasta oyendo sus pasos por el tejado, podíamos hacer el amor, jugar al Scrabble y formar palabras indecentes, y nunca se acababa la partida. Si te excitas jugando al Scrabble es que es amor", confesó Elizabeth Taylor

Y agregó: "Cuando podíamos ser Richard y Elizabeth, el matrimonio funcionaba de maravilla. Lo que no funcionaba eran Liz y Dick, porque eran dos personas que en realidad no existían".

En el fondo nunca nos hemos separado. Y supongo que nunca lo haremos”, dijo Burton cuando su vida de 58 muy vividos años llegaban a su fin y dejaba viuda a otra mujer. “El día que murió yo aún estaba locamente enamorada de él”, dijo Elizabeth, a pesar de que Burton estaba casado con otra mujer.

"Era adicta al dramatismo, a las peleas y las reconciliaciones, a echar puertas abajo. Le resultaba imposible renunciar a lo que había encontrado en Burton", confesó el tercer marido de Taylor, Eddie Fisher, casi inmediatamente abandonado.

Elizabeth Taylor también reveló una carta final, enviada tres días antes de la súbita muerte de Richard Burton por una hemorragia cerebral el 5 de agosto de 1984. Es la única que Taylor no entregó a los autores y, según aclaró la actriz en 2010, todavía la tenía en su mesita de luz.

No las he podido encontrar para descargar sino en inglés, pero está a la venta en español con el título “El amor y la Furia."

 Descargar Furious Love: Elizabeth Taylor, Richard Burton and the Marriage of the Century by Sam Kashner and Nancy Schoenberger. (En Inglés. Audio):

http://www.filesonic.com/file/56387141
http://www.filesonic.com/file/56387143