Según dicen y parece evidente, el ciclo de la vida humana ha aumentado. Antes el promedio de vida rondaba los 50 años, ahora en las sociedades más avanzadas, sobrepasa los 70.
Se ha hablado mucho sobre los adelantos de la medicina como responsables de dicha prolongación. Nada demostrable por cierto, ya que antes de las invasiones, el Tibet, aislado y sin medios artificiales, contaba con el mayor número de centenarios.
Después de darle vueltas y vueltas a mi cabezota he llegado a un punto interrogativo:
¿No será precisamente el estrés el que prolonga la existencia de un organismo?
Es que estaba meditando en que hay dos “vidas” paralelas; una es la que está sometida al medio externo y la otra al interno. Lo externo, aplaca en cierta forma el devenir interno y sus conflictos creando problemas diversos que se reparten. Cuantos más variados sean los problemas más se disgregan en las funciones orgánicas, creando por consiguiente menos factores de presión en forma específica.
Un solo problema va afectando una zona, cuando éstos son varios van actuando sobre distintas regiones orgánicas con menor intensidad.
Es evidente que la vida social cuanto mayor es, más problemática se torna. Ya no se trata de un asunto el que acapara nuestra atención sino varios y al mismo tiempo.
Decimos sí, que es la medicina; es cierto que hay medicamentos y máquinas que alivian pero no olvidemos que al mismo tiempo envenenan o exponen al organismo a excesivos riesgos, como la radiología por ejemplo o la quimio o la cirugía que lo maltrata o lo quema o lo merma de forma no discriminada.
Qué podemos decir de la alimentación ¿Es por ella? Si pensamos que todos los productos que llegan al consumidor han sido tratados con fungicidas varios, que todo se elabora en función del sabor, mediante el abuso de la sal, el azúcar, las grasas, hormonas, los hidratos y conservantes. Cuyo papel principal en la industria es buscar los elementos con menor coste y mayores beneficios. Se nos hace difícil que sea ésta la causa.
De momento sigo pensando en el estrés, la producción de problemas y el reparto en el organismo más equitativo de los mismos. Por supuesto algo similar sucede al revés mediante la técnica del déjà vu, el aprendizaje difícil de crear barreras a todo lo que sean problemas en general y la creencia de lo maravilloso.
Regalo de Cherokee