Si amanece y ves que estoy durmiendo... despiértame.

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domingo, 30 de enero de 2011

Leyes del ejecutivo y la justicia en harapos.


Todo lo que está sucediendo y seguirá hasta el derrumbe, se veía venir, no hay que asombrarse ni asustarse. Los estados a nivel mundial ya no tienen regímenes específicos, todo se ha transformado en una dictadura anárquica donde prima el absoluto descontrol. Los estados y el Poder son ya una masa informe, una especie de monstruo que se está desintegrando.

Todas esas caras que vemos cada día promoviendo leyes, dando órdenes, formando parte de partidos, de cargos, de multinacionales todos compinchados robando a diestro y siniestro no son sino un río contaminado que se ha desbordado. No saben lo que hacen, dentro de esa piel de autocontrol hay un miedo absoluto, porque no existe nada que detenga el deterioro y la caída al abismo donde se estrellarán los bolsillos llenos de codicia.

Nos han timado a los espectadores inflando las cifras de ganancias bimillonarias; nos informan a través de sus medios masivos acerca de los beneficios espectaculares de Google, de Windows, de Apple, de Facebook, de los artilugios que han fabricado. Nos ametrallan con el gran lucro de los bancos, los grandes logros de éstos a través de la usura. De los capos del Poder, de los guanas de las finanzas y tragamos…
Pero es mentira, lo saben, una mentira especulativa entre ellos mismos y hacia los ciudadanos de a pie a los que tienen así más atrapados en el miedo pensando en los TodoPoderosos e imponderables personajes que nos dominan de forma despótica y sin poder hacerles frente. Personajes de barro que no pueden dormir sin drogas, atenazados por una guadaña: el tiempo que corre y que no va a su favor.

Mientras tanto los ciudadanos piensan que tienen libertad porque pueden expresarse, gritar e insultar, pero no nos damos cuenta de que nos han metido en una jaula como a los loros y nos dejan parlotear manteniéndonos entre barrotes. Por eso obran impunemente…

De todas formas no habrá nada que a ellos los pare en el trayecto de tobogán en el que están y del cual ya no pueden salir. Desde arriba han observado que no hay arena ni nieve ni protección alguna que atenúe la caída.